domingo, 11 de septiembre de 2011

Mordedura de perro o gato

Los perros causan más del 80% de las heridas por mordeduras. Sus víctimas son típicamente niños de entre 5 y 9 años. La mayoría de los casos se producen por la interacción directa con la propia mascota o con un perro conocido. La mayoría de las mordeduras se producen en las extremidades; las mordeduras faciales son más comunes en los niños pequeños. Debido a que los perros grandes pueden ejercer una presión de más de 450 libras por pulgada cuadrada con sus mandíbulas, es posible la aparición de lesiones significativas por prensión y desvitalización tisular, además de las lesiones por laceración y evulsión y penetrantes.


Tratamiento

Historia clínica
La obtención de una adecuada historia clínica debe incluir las circunstancias por las cuales se produjo la mordedura (provocada o no provocada), el tipo de animal involucrado, información sobre el estado de salud e inmunizaciones del animal y datos sobre la salud de la víctima (especialmente enfermedades subyacentes), así como antecedentes de alergias y vacunación antitetánica.
Examen físico
Debe incluir un diagrama de la localización de la herida y el tipo y profundidad de la lesión, la descripción de la amplitud de movimientos, función neurovascular y tendinosa y presencia o ausencia de signos de infección (incluso adenopatías). Es necesaria la cuidadosa exploración de la herida para excluir el compromiso de estructuras anatómicas profundas como las articulaciones.
Irrigación y desbridamiento
Las heridas deben lavarse inicialmente con agua y jabón para luego ser irrigadas copiosamente con solución salina normal o solución de Ringer lactato bajo alta presión con una aguja de calibre 18 o 19 o la punta de un catéter y una jeringa grande. El tejido desvitalizado o necrótico debe ser desbridado.

El cierre de la herida es motivo de controversias. Hay acuerdo general en que las heridas infectadas y aquellas que son evaluadas después de 24 horas de producidas deben mantenerse abiertas. Algunos médicos recomiendan el cierre de la herida en aquellas de menos de 8 horas de evolución y sin signos de infección luego de la irrigación y el desbridamiento. 

Terapia antibiótica
La decisión de comenzar el tratamiento antibiótico es clara en aquellos casos con manifestaciones de infección. Sin embargo, hay controversias en cuanto a la administración de profilaxis antibiótica. Si bien no se demostró fehacientemente que los antibióticos eviten la infección luego de una mordedura por animales o seres humanos, la mayoría de los médicos indica antibióticos en forma preventiva frente a las heridas moderadas o graves o asociadas con alto riesgo de infección (heridas en las manos, cuello, cabeza o región genital; lesiones penetrantes, por prensión o de estructuras profundas como huesos o articulaciones)
El agente antimicrobiano de elección para cubrir la mayoría de los patógenos involucrados en las mordeduras de animales y seres humanos es amoxicilina más ácido clavulánico por vía oral, y en los casos en que se requiera terapia endovenosa, ampicilina más sulbactam. Las cefalosporinas de segunda generación pueden ser adecuadas, pero son menos efectivas contra los anaerobios en comparación con amoxicilina más ácido clavulánico. En los pacientes alérgicos a penicilina puede utilizarse doxiciclina.

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